La inflación de la Región de Murcia, la más baja de España

La inflación se sigue manteniendo en niveles muy moderados en la Región de Murcia durante el primer semestre del año. En particular, en junio el Índice de Precios de Consumo (IPC) registró una variación nula (0%) respecto al mismo periodo de 2018, por lo que muestra una tasa más contenida que la del mes anterior (0,5%) y que la que se alcanza en el ámbito nacional (0,4%). Desde una perspectiva autonómica, la inflación murciana es la más baja de la España peninsular, alcanzándose cifras similares solamente en Canarias y Baleares (ambas con 0%), según datos del Instituto Nacional de Estadística.

En esta evolución, destacan como grupos más inflacionistas Medicina (+1,9%), Hoteles, cafés y restaurantes (+1,8%) y Otros bienes y servicios (+1,2%). En el extremo opuesto, en los últimos doce meses se abaratan los gastos asociados a Vivienda (-1,7%, frente a -0,6% de mayo) debido a la bajada de hasta el -5,6% de Electricidad, gas y otros combustibles; Transportes (-1,3% frente al +1% del mes anterior) muy influido por la evolución de Carburantes y combustibles (-2,9%); y Ocio y cultura que modera su caída (del -2,4% en mayo al -1% en junio). Los demás grupos registran variaciones contenidas no superiores al +0,9%. 

Por otra parte, si se excluyen del cálculo los elementos más volátiles como alimentos no elaborados y energía, se tiene que la denominada inflación subyacente alcanza resultados moderados pese al leve repunte que experimenta en junio. De hecho, esta se sitúa en el 0,7%, por encima de la del mes anterior (+0,5) y de la inflación general (0%), aunque sin superar todavía las cifras nacionales (+0,9%).

Tendencia general a la baja

Concluyendo, los niveles de precios se muestran en una senda contenida -algo que resulta bien recibido- explicada en buena parte por un efecto transitorio del componente energético que aleja la inflación del objetivo fijado por el Banco Central Europeo (ligeramente por debajo del 2%), al que sería deseable converger a medio plazo. Por tanto, más allá de las perturbaciones puntuales que pudiera ejercer el componente energético, se trata de unas circunstancias que favorecen la competitividad de la economía regional y que evitan erosiones adicionales del poder adquisitivo de los hogares.