La accidentalidad laboral durante 2020 estuvo marcada por el COVID-19, cuyos efectos también se dejaron notar en las restricciones impuestas en muchos sectores de la economía. Esto provocó que los modelos de PRL de las empresas se adaptasen a nuevo entorno.
En este contexto, en la pasada anualidad se produjo un descenso de los accidentes de trabajo totales con respecto al pasado año de un 12,8%. A este dato positivo se unió la reducción experimentada por los de carácter mortal, que lo hicieron un 26,1%, al tiempo que en el conjunto del país se incrementaron un 9,8%, según datos recogidos en el Boletín de Siniestralidad Laboral que elabora el Departamento de Prevención de Riesgos Laborales de CROEM.