Historia de CROEM

CROEM ha sido protagonista en el desarrollo
socioeconómico de la Región de Murcia desde 1978.

La confederación empresarial y sus activas asociaciones miembro (cerca de 70 en la actualidad) cumplen el propósito de representación y asesoramiento de más de 40.000 empresas, señalando nuevos caminos para el progreso.

El objetivo, ser una fuerza enraizada en la sociedad en disposición permanente al diálogo con el resto de agentes económicos y sociales, así como con el Gobierno regional, en busca siempre del interés general.

Lo que es hoy CROEM, después de 40 años desde su fundación, se cimenta en un pasado en el que miles de empresarios pusieron su granito de arena. Y que en la figura de sus cinco presidentes ha tenido los referentes de distintas épocas en las que el asociacionismo empresarial se ha fortalecido hasta ser una única voz que defienda los intereses de los generadores de riqueza y empleo

CROEM ha tenido durante toda su historia dos fines básicos: revalorizar ante la sociedad murciana la contribución del empresario al Estado del Bienestar; y agrupar a los empresarios de todos los sectores en una gran organización de representación y servicio, movida por el compromiso de contribuir al progreso regional.

Hoy podemos afirmar con satisfacción que ambos objetivos se han cumplido. El movimiento asociativo empresarial de la entonces provincia de Murcia nacía de la iniciativa de un grupo de empresarios con visión de futuro, que se adelantaron en la consideración de los principios que consagró, años después –en 1985- el I Congreso Nacional de Empresarios.

Cinco presidentes

A ello han contribuido los presidentes que han estado al frente de la confederación: José Luis Villar Sigismondi (1978-1984), Francisco José Vicente Ortega (1984-1994), Tomás Zamora Ros (1994-2002), Miguel del Toro Soto (2002-2013) y el actual, José Mª Albarracín, que asumió el cargo en noviembre de 2013 y lo ostenta en la actualidad tras haber sido reelegido en la Asamblea General de este mismo 2018.

Todos ellos han impulsado, con el apoyo de los distintos órganos de gobierno, el papel de CROEM como agente económico y social. En el caso de Albarracín, una de sus primeras iniciativas fue la reforma de estatutos, que incluye la limitación de mandatos del presidente a un máximo de dos (ocho años).

En su primer año de mandato, cerca de un centenar de empresas se adhirieron a CROEM, lo que incrementó de manera considerable el grado de representatividad, independencia y autosuficiencia económica de la confederación.

Uno de los referentes más destacados en la actividad desarrollada desde CROEM ha sido la firma de acuerdos con los demás agentes sociales, en especial con los sindicatos más representativos, para evitar de esta forma que se repitiese el grado de conflictividad de otras épocas. A esto hay que añadir la firma de acuerdos con los distintos gobiernos regionales, lo que ha redundado en un contexto general de entendimiento con el diálogo social como base.

En este sentido cabe destacar especialmente los distintos planes estratégicos, documentos todos ellos en cuya redacción y ejecución CROEM y sus asociaciones miembros han jugado un papel destacado para configurar una hoja de ruta con el objetivo claro de avanzar en competitividad y desarrollo.

La participación es la marca de la confederación, de ahí que cuente con representantes en todos los organismos que tienen que ver con cuestiones como la promoción del empleo de calidad, la creación de entornos seguros, la protección de la actividad económica en equilibrio con el respeto al medio natural y la integración sociolaboral de personas con discapacidad y colectivos en riesgo de exclusión, entre otros.

Y siempre haciendo suyos los intereses de las más de 60 asociaciones sectoriales que conforman el tejido productivo regional y de las empresas adheridas a la confederación, que cuentan con la representatividad y la mediación de CROEM.